sábado, 23 de octubre de 2010

"Ella subió el volumen hasta el máximo y se quedó expectante, como diciendo ‘esta es la parte que más me gusta'. Por encima del grave zumbido magnético amplificado se escuchó el ruido de los botones de grabación. Luego una respiración. Una respiración normal. Y nada más durante un rato largo. Sólo el zumbido, discurriendo ahí adentro como un río terso, esbelto, interrumpido muy rara vez por la silueta bien recortada de un crujido. Una mota de polvo, un gránulo microscópico que se transformaba por efecto del amplificador, en un soberbio estallido, algo tan definido, tan material al oído que los sentidos se confundían por unas milésimas de segundo y aquello parecía producirse en la misma lengua."

“Pero el zumbido en realidad no representaba nada. Tampoco tenía un valor simbólico ni era una metáfora el zumbido no era más que un zumbido, así como el recuerdo de la mujer no era más que un recuerdo. Su único valor, si es que tenía alguno, radicaba en su misma presencia. Era algo a lo que solo se podía asistir con el cuerpo (…)”





J.S.C.





Creo que me acabaré enamorando de este libro.

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